“Chin – chin” en español, “Cheers” en inglés, “Salute” en italiano, “Santé” en francés, “Proost” en holandés, “Kanpai” en japonés… Todo esto hace referencia a lo mismo, el sonido de chocar copas o vasos. Un acto que hacemos en numerosas ocasiones en fiestas, banquetes, bodas, navidades, cumpleaños y muchos momentos más que sean especiales. Lo cierto es que da igual de la parte del mundo que seas pero una buena noticia siempre se celebra con una copa de vino o incluso líquidos más fuertes.
Hoy en día estamos acostumbrados a un cierto “ritual” cuando celebramos algo. Normalmente antes de proceder a consumir el vino decimos “chin-chin o brindis”, levantamos las copas y chocamos con los demás. Esta acción se ha convertido en algo habitual, pero… ¿Por qué lo hacemos? ¿Tiene un sentido oculto o es una costumbre desconocida que sigue presente en una celebración?
Lo cierto es que en muchas culturas es considerado de mala educación beber sin antes haber chocado las copas y sin haber pronunciado el mítico “Chin-chin o brindis”. Hoy por hoy, esta acción la realizamos de forma “habitual” o prácticamente “automática” pero la verdad es que no es tan simple como puede parecer a simple vista.
Es poco lo que se sabe sobre esta tradición ancestral pero durante este tiempo se han creado diferentes teorías las cuales ya decidirás cual es la que más te crees y vale la pena contar mientras tomas unas copas de vino entre amigos.
Una de las más comunes es que esta tradición era un hábito que se añadió antes de saborear un vino. Era una manera de sorprender a los huéspedes. El sonido que provocaba cuando las copas se chocaban ayudaba a incrementar la experiencia de cata de un vino, se intensificaban los matices que éste tenía.
Otra teoría bastante escuchada es “La teoría del veneno”. Antiguamente, un método bastante popular para deshacerse de un enemigo era envenenar su bebida. Los griegos eran muy cautos a la hora de beber. Cuando iban de invitados a un acontecimiento, esperaban a que el anfitrión tomara el primer sorbo de vino, era una clara señal de que sus copas no estaban envenenadas.
También se dice que en esta época las copas se llenaban hasta arriba para que cuando se chocaran entre ellas el alcohol de ambas se mezclara un poco entre ellas para posteriormente beber. Este gesto era un símbolo de que ambas bebidas no estaban envenenadas y no había peligro. Pero lo cierto, es que esta parte de la teoría es un poco dudosa, de hecho se dice que es un argumento ficticio de una novela.