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El lloro de la vid: el estado fenológico que marca el inicio de una nueva etapa

Los viñedos de nuestra latitud comienzan a dar señales de activación con la savia brotando por sus heridas de poda

El invierno resulta clave para el sector de la viticultura. Tras la vendimia, se produce el agostamiento, momento en el que la planta acumula reservas para pasar el invierno. Con la caída de las hojas, comienza la etapa de reposo invernal, conocida también como reposo vegetativo. La planta cesa toda actividad y el viticultor aprovecha para realizar la poda, tarea clave para el desarrollo de las futuras viñas y la formación de la nueva cosecha.

Con la llegada de la primavera, se produce un paulatino ascenso de la temperatura del suelo. Cuando supera los 10ºC, el sistema radicular de las viñas se activa, así como su respiración celular. Lo que ayuda a la planta a recuperarse del letargo invernal absorbiendo agua y minerales del suelo. También, moviliza las reservas que almacenó durante la etapa del agostamiento.

El papel de la savia en la vid

El lloro es la culminación del ascenso de la savia por los sarmientos. En un movimiento que se realiza por presión radicular, comienza a circular a lo largo de la planta que, en ausencia de hojas y tallos, termina aflorando por las heridas de poda en forma de gotas traslúcidas, de ahí su nombre.

La savia supone una sustancia vital para el desarrollo y crecimiento de las plantas, cuya función es transportar nutrientes a lo largo de toda la vid para que se desarrolle con normalidad.

Prevención de la invasión de plagas

El final del lloro lo indica una masa viscosa que recubre las heridas de poda. Se trata de bacterias que conviven en la savia, mezcladas con sales, minerales y otras sustancias orgánicas que ayudan a cicatrizar dichas heridas de poda.

Esto protege así la viña contra la invasión de plagas de insectos u hongos que pudiesen entrar por esos cortes.

El lloro de las viñas en nuestra Finca Hoya de Cadenas

Hace unos días que los compañeros viticultores y enólogos de nuestra Finca Hoya de Cadenas, nos comunicaron que las viñas habían comenzado a llorar.

Sin duda, es un momento emocionante para todos, ya que, aunque el cambio climático nos acecha, las viñas demuestran su fortaleza y vitalidad, lo cual nos alegra enormemente.

La tenacidad de nuestro viñedo ante la adversidad es un ejemplo de grandeza al que nos sumamos para seguir trabajando, motivados pese a la fatalidad del contexto que nos rodea. Todo el equipo de Bodegas Vicente Gandía estamos volcados en que así sea. Porque sin duda, gana la ilusión de sacar al mercado una nueva cosecha con nuestro sello.

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Artículo escrito por:
Brenda Melero,
Brand Ambassador

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